La selección se impuso por 2-0 ante Canadá con goles de Julián Álvarez y Messi. El domingo, en Miami, juega una nueva final ante Colombia o Uruguay.
Todo lo que se especulaba en torno a un nuevo certamen para este seleccionado dirigido por Lionel Scaloni, se cumplió. Argentina logró llegar a una nueva final sin mayores obstáculos, salvo el partido por cuartos de final frente a Ecuador. El mismo, había dejado ciertas dudas en el rendimiento del equipo, sobre todo en el mediocampo, sector que más cambios ha sufrido el equipo en busca de la mejor versión. Pero anoche, el equipo respondió- más allá del mal estado del campo de juego- y se impusó a Canadá sin mayores recaudos. Hubo momentos de buen juego y actuaciones sobresalientes como las de De Paul, Messi, Tagliafico, Julián y Cuti Romero, figura del equipo en lo que va de la COPA AMÉRICA 2024.
Canadá no cambió demasiado respecto al primer encuentro. Su entrenador, Jesse Marsh (¿con futuro en el seleccionado de Estados Unidos?), apostó a contras rápidas, sobre todo por el sector izquierdo con Alphonso Davies y Jacob Shaffelburg. La defensa tampoco se modificó desde lo táctico y presionaba alto, lo que hacía a Canadá un equipo compacto en 25 metros.
Scaloni optó por Enzo Fernández para ser eje en el medio, acompañado de MacAllister a su izquierda y el infaltable Rodrigo De Paul. El del Chelsea tuvo un buen partido y los minutos en cancha hacen que la inactividad post-cirugía comience a quedar en el pasado.
En 7 minutos de juego, Canadá avisó dos veces. La primera, a los 4 minutos, con una corrida del rapidito Shaffelburg, quien remató fuerte por arriba del travesaño. Y a los 7, el mismo rubio actual jugador del Nashville de la MLS, encontró mal parada a la defensa argentina, desbordó y no encontró receptor en un remate-centro que recorrió todo el arco.
Argentina sabía que iba a encontrar espacios. Messi estaba muy activo y era una constante a la hora de elaborar juego. Tagliafico bien abierto por izquierda, y Di María por izquierda, eran siempre opciones de pase.
A los 11 minutos, Montiel abrió la banda derecha con Di María. Fideo la entretuvo y descargó con Messi. El astro probó fuerte y abajo, pero el remate se fue cerquita del parante derecho del arquero Crepeau.
Y a los 22, Rodrigo De Paul, de gran partido, observó a Julián filtrarse entre Bombito y Johnston. El mediocampista del Atlético de Madrid habilitó al oriundo de Calchín, quien pudo acomodarse dentro del área y definir por debajo de las piernas del arquero canadiense.
Vale resaltar el gran trabajo de Julián en su vuelta a la titularidad. El jugador del Manchester City inglés, no se cansó de correr a los rivales y ser siempre una opción más a la hora de recuperar pelotas. Las ganas y la mística ganadora de Julián siguen intactas.
A partir del gol argentino el partido fue otro. Las dudas y el ánimo de los canadienses parecieron disiparse. Tanto Cuti Romero y Lisandro Martínez ganaban sus duelos ante los delanteros rivales y Enzo comenzó a adueñarse del mediocampo y del ritmo del encuentro.
No hacía falta mayor elaboración a la hora de crear peligro cuando se trataba de un rival con su primera línea de defensa tan alta. Montiel ya había tomado nota, y cerca del final de la primera etapa, envió un largo pelotazo para Di María. El actual jugador del Benfica vio a Julián en el borde del área grande, el 9 la dejó pasar entre sus piernas y Messi definió de derecha, apenas afuera del palo derecho de Crepeau.
El segundo tiempo comenzó sin cambios. Argentina siguió con su firme idea de ser dueño de la pelota y patrón del partido.
Iban apenas 5 minutos cuando Messi recibió desde un lateral. El astro argentino se acomodó para su mejor perfil y descargó con De Paul quien entraba al área. El Motorcito tiró un centro atrás y tras un despeje corto, Enzo remató y Messi desvió la trayectoria de la pelota con la punta de su botín izquierdo. Era el 2-0 y el primer gol del capitán en el certamen.
Argentina dominaba cada segundo del encuentro y con la tranquilidad del resultado y la mente puesta en la final, Scaloni cambió a Tagliafico- que cargaba una amarilla del partido anterior-, por Otamendi, colocando a Lisandro como marcador izquierdo.
Sin poder recuperarse del 0-2 y con la salida de Davies por una molestia en una de sus rodillas, los norteamericanos perdieron toda esperanza de aunque sea descontar en el resultado.
Los ingresos de Nico González, Lautaro y Palacios por Fideo, Julián y MacAllister respectivamente, sirvieron para decorar el encuentro y para que el rosarino se llevara una gran ovación desde todos los sectores del MetLife Stadium, en su penúltimo partido con la casaca albiceleste.
La selección mostró una versión mejorada respecto al partido con Ecuador. Hubo niveles altos. De Paul se puso al equipo al hombro; se entregó por completo y demostró una vez más su importancia para el equipo. Di María sigue intacto y todos nos preguntamos lo mismo: ¿no es apresurada su decisión de dejar la Selección Nacional?
Messi está de vuelta. Su recuperación es vital para el bienestar del grupo, tanto fuera como dentro de la cancha. El domingo jugará su final número 10, luego de la final sin suerte ante Alemania en el Maracaná. Y será la cuarta final consecutiva en este ciclo de la mano de Lionel Scaloni. Hay que seguir creyendo. El hambre de esta generación sigue vigente.
La puntería del Dibu
Cuando faltaban apenas 10 minutos para la finalización del encuentro, se dio algo curioso y tal vez, jamás visto en los tiempos de tecnología avanzada en el fútbol. En un intento de rechazo por parte del arquero argentino tras un pase de Cuti Romero, la pelota impactó de lleno en la cámara aérea que recorre el campo de juego pendiente de un cable y que ofrece imágenes desde arriba. El partido tuvo que ser reiniciado con un pique a tierra. ¡Qué puntería, Dibu!
De Paul y “su rival” de turno
Ya conocemos al Motorcito y su necesidad de encontrar un rival dentro de la cancha con quién disputar individualmente el partido. Aunque tuvo roces con rivales dentro de la cancha, esta vez le tocó ser víctima al director técnico de Canadá, Jesse Marsh. El jugador del Atlético de Madrid se encontraba en el piso, recuperándose de una infracción, a metros del banco de suplentes canadiense. Ciertos dichos de Marsh no le cayeron bien al 7, quien lo mandó a callar con algunos gestos. El entrenador no quiso que pasara a mayores y decidió irse hacia a un costado y que quedara todo en paz.